Con Julián Villagrán, acostumbrado a papeles en comedias absurdas, como protagonista y con Cecilia Freire, Manolo Solo o César Sarachu entre el reparto más conocido, la comedia romana nos adentra en una época muy distante y distinta a la nuestra, pero donde los problemas actuales quedan muy bien plasmados ¿Qué mejor que mirar nuestros problemas, pero en el pasado? Una manera de reírnos de nuestros propios típicos.
La comedia corre en el año 31 a .C cuando Manio Sempronio, hijo de un reconocido militar conocido como El Magnífico, es condenado a muerte al matar accidentalmente y de la forma más ridícula a un senador, este al no poder acabar con su vida, pide que le castiguen con lo que quieran, menos la muerte. Debido a esto es castigado a ser soldado del ejército romano donde le pesa el honor de su familia por su padre y su acompañante Agorastocles (Xosé Antonio Touriñán), primer romano con acento gallego que veo, y que es su esclavo con sus propias aspiraciones que también le pondrán en aprietos. En esta base militar a la que es mandada se encuentra con el consejo de la legión liderado por Cneo Valerio (César Sarachu) y donde algo tiene que ver su hija Valeria (Cecilia Freire) quienes deben tener cuidado porque Manio causa una revolución romana que lleva a una guerra con los bárbaros.
Temas principales como el honor, la comodidad, la patria, la pereza y el egoísmo han ido marcando los seis episodios de escasos 30 minutos donde cada uno nos podemos ver reflejados. Con un humor muy absurdo, pero con puntos de gracia inesperados, la nueva comedia de Movistar es capaz de renovar la televisión española sorprendiéndonos con tópicos no pensados en esa época, con nuestras cosas plasmadas en otros para reírnos de nosotros mismos. Movistar parece conquistar cada vez más el reinado de la ficción televisiva en el país y esta serie es uno de los apoyos que puede le seguir catapultando.
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