Cincuenta años, cincuenta años han pasado desde la muerte del dictador Francisco Franco y aún seguimos anclados en un pasado del que conocemos más bien poco. Cincuenta años desde que llegó la democracia, aunque por un momento, por un instante, casi desaparece. El 23 de febrero de 1981 los pilares de la democracia española temblaron frente al intento del golpe de estado protagonizado por Antonio Tejero. Pero ¿Qué ocurrió hasta llegar a ese momento? ¿Cómo se desarrolló? ¿Cuáles fueron los pasos previos para que tres hombres fueran caras importantes de ese momento? Eso es lo que nos narra, Anatomía de un instante.
El Bestseller de Javier Cercas acerca de la Transición y el Golpe de Estado del 23-F ha sido adaptado en un formato de miniserie de cuatro capítulos, cuatro píldoras históricas sobre un momento trascendental para la historia de España, de la mano de Movistar+ y Alberto Rodríguez (La isla mínima).
En ella se narra la llegada al poder de Adolfo Suárez (Álvaro Morte), la vuelta a España desde el exilio de Santiago Carrillo (Eduard Fernández) y la lucha de Manuel Gutiérrez Tellado (Manolo Solo).
Sin duda, una trama atrayente en estos años convulsos en la política de España, en una sociedad más polarizada que nunca y con mucho desconocimiento y duda sobre esa época de cambio, esa llegada de los derechos y el derrocamiento de la dictadura. Una trama que ha vuelto a traerme el interés por la ficción española, la cual pocas veces me causa placer al verla, al caer en los típicos clichés y tecnicismos españoles en la ficción. No intenta imitar a Hollywood, no intenta contar la historia como les interesa, no la cambia, cuenta la verdad, cual documental.
Con una ambientación nostálgica con esos coches, esos muebles y esos colores, nos encontramos con una fotografía y unos exteriores que a todo español le gusta, la Gran Vía madrileña de aquella época, aquellos coches como el Sinca 3600 tan famoso o la vajilla de Duralex que hemos tenido todos en casa. Pequeños toques, pequeñas trazas que hacen mejor la ficción, más real.
Con una clarificación de la historia, crítica tanto par aun lado como para otro, es decir, objetiva, Anatomía de un instante nos lleva a conocer mejor la figura de esos tres hombres "buenos" y de los tres hombres "malos", Tejero, Milans y Armada.
Pero todo ello es posible, y hay que decirlo, gracias a la química de Álvaro Morte y Eduard Fernández, sin duda un dúo que apisona por donde pisa y que hace de la miniserie, algo exquisito. El episodio 2, sobre la llegada de Carrillo a España, su escondite y su reunión con Suárez hacen de este, el mejor episodio. Donde se destaca una España aún pisada por el fascismo, encorsetada, aprisionada, donde aún no había libertad y como bien dice en el Episodio 3, donde había un muerto cada tres días y un atentado por día. Unos años ruidosos, peligrosos y turbulentos.
No puedo remarcar la maravilla que es sin hablar del maquillaje. ¿Cómo es posible que Álvaro Morte sea tal cual era Adolfo Suárez? Realmente el maquillaje es exquisito, siendo perfectamente su sustituto en pantalla, al igual que Fernández, que modula su voz para parecerse aún más a esa voz grave y rota de Carrillo, a parte de ser perfectamente caracterizado.
Aunque, como en todo, siempre hay cosas a mejorar. Miki Esparbé como el Rey Juan Carlos I, cuya voz imita muy bien, y Manolo Solo como Manuel Gutiérrez Mellado pueden llegar a rechinar en apariencia. Un Esparbé que en pocas ocasiones se parece al rey físicamente y un Solo que en muchas ocasiones no recuerda a ese delgado y anciano Tellado, a parte de que constantemente se le nota la peluca.
El éxito es palpable en la redes y en la calle, donde no se para de hablar de la serie, la mejor forma de conocer si es buena o no una ficción. Además, el éxito se ve en la crítica. La serie ha sido nominada a dos Premios Forqué (Mejor Serie y Mejor Actor para Morte) y a cinco Premios Feroz (Mejor Serie, Mejor Guion, Mejor Actor para Morte y Mejor Actor de Reparto para Fernández y Solo)

Comentarios
Publicar un comentario