domingo, 7 de febrero de 2021

The Crown. Season 4

The Crown, una de las series por antonomasia de Netflix estrenó su cuarta temporada en noviembre de 2020 al haberse grabado tiempo antes del desarrollo de la pandemia; la última temporada de la nueva fase de la serie se enfocaba entre 1979 y 1990, durante los años de gobierno de la famosa Margaret Tatcher, haciendo acto de presencia la figura de Lady Diana Spencer, su boda con el Príncipe Carlos y su tumultuosa relación durante diversos momentos como su visita a Australia o su viaje a Suiza y la visita en solitario de Diana a Nueva York; además del comienzo de la Guerra de las Malvinas, el fallecimiento de Lord Mountbatten´, la irrupción de Michael Fagan en palacio y el fin del gobierno del tatcherismo.
La serie, que remarca momento icónicos de la familia real, ha introducido a dos de los personajes más importantes en la historia contemporánea de Inglaterra, Lady Diana Spencer y Margaret Tatcher; la primera, un personaje caracterizado por su humildad, su figura querida por todo el mundo y muchas veces símbolo de sufrimiento en el matrimonio y la segunda, un personaje rudo, estricto, que definió durante una década el rumbo político del país. Dos grandes pilares de la historia de la monarquía reciente del país representados por Emma Corrin y Gillian Anderson, respectivamente.

Como siempre, es de halagar el realismo y la majestuosa caracterización y proceso de referencias históricas del equipo técnico que una vez más logra capturar al espectador con incógnitas, secretos y rumores que toman presencia en la temporada. La figura de la monarquía y de sus integrantes desde el estreno de la serie ha cambiado en el país del Big Ben, pero parece ser que esta temporada ha trastocado a la familia, cuyo prestigio ha visto un decaimiento en sus conciudadanos, quienes ven en Carlos de Gales una imagen deleznable tras su comportamiento con Lady Di, como es mostrado en la serie.

A parte de todas referencias históricas y la capacidad para mostrar los entre manejes de la familia como la poco conocida enfermedad mental de diversos miembros de la familia Bowes-Lyon, la serie es lo que es gracias al gran reparto que tiene. Olivia Colman, la que podría llamarse nueva reina de la ficción inglesa hace un papel impecable, dándonos una interpretación de la reina Isabel II que la hace dulce y ruda, fría e inocente y muy ingenua con sus familiares. Tobias Menzies es uno de los actores que a mi me pone los pelos de punta en todos sus papeles, caracterizado por personajes rudos, fríos y grotescos de comportamiento como el de Jack Randall en Outlander, muestra a un Felipe de Edimburgo con superioridad moral y frialdad que le hacen humano.

Una de las actrices inglesas con más renombre, Helena-Bonham Carter logra ocultar su excentricismo, dando lugar a una Margarita, condesa de Snowdon fría, y moralmente superior como su cuñado, pero débil e insegura que consigue ganarse el cariño del público como ya lo logró Vanesa Kirby con las dos primeras temporadas. A destacar la interpretación de Josh O'Connor y su papel tan complicado del Príncipe de Gales que resulta a veces deleznable y a veces da ternura por la obligación que tuvo de casarse con quien no quería; además la desconocida Emma Corrin nos muestra a la más dulce Lady Diana Spencer, sufridora de puertas para dentro y humilde y feliz de puertas para fuera.

Pero, la actuación que para mí más se debe destacar es la Gillian Anderson como Margaret Tatcher, todo en ella recuerda a la política de mano de hierro del país, su forma de andar, sus muecas y el movimiento de sus labios cuando está decepcionada o triste es el vivo retrato de Tatcher; la actriz de Expediente X ha conseguido calcar al mínimo detalle a Tatcher, lo que diría yo que es la mejor actuación del reparto.

La cuarta temporada es el final de la segunda etapa de la serie y se podría decir que nos despedimos de la mejor temporada de la serie y creo que también, del mejor reparto de la serie.


No hay comentarios:

Publicar un comentario